Perpleja me hallo cuando descubro
una pregunta materia de debate: “¿Se
vive igual en toda España? ¿Es necesario revisar el Estado de las Autonomías?”
Bueno. Evidentemente, no: No se vive igual en toda España. Hay
claras y evidentes diferencias entre autonomías. Pero resulta que eso es, en esencia, un estado autonómico.
Y me recordarán los principios
constitucionales de cooperación y redistribución. ¿No es acaso eso un claro
ejemplo de desigualdad? No importa. A lo que vamos.
¿Qué pensaban ustedes que elegían cuando votaban la composición de sus
parlamentos autonómicos? Pues políticas, que son ideas y formas de
organización (al menos lo era). Si ustedes votan A, en sus autonomías tendrán
políticas y servicios que defienden y promulgan A. Y si votan B, pues B.
Incluso hay quien se ha atrevido con C y ahora les echan en cara el haber
adoptado políticas que siempre anunciaron desde C. He ahí la esencia.
Ahora se apuesta por centralizar de nuevo servicios, aduciendo que el gobierno autonómico se ha demostrado como fracaso. Bien, señora Esperanza Aguirre: Le invito a que compare su gestión con el resto de autonomías y
comprenderá que no todas se han comportado como las que usted dirige.
¿Por qué insisten los políticos
mediocres que catalogar de no operativo el sistema cuando es su incapacidad
manifiesta la que contamina un modelo semi-federativo? ¿Realmente creen que un único gobierno central supondría mayor y más
equitativo reparto entre territorios?
PD: Por cierto: Cambiar el modelo de autonomías requiere tocar la
Constitución. Otra vez. Si estamos dispuestos a debatir sobre el modelo de
organización territorial (uno de los eternos debates), adelante. Pero, ¿por qué no debatir de paso sobre el propio
modelo de estado?: Monarquía parlamentaria. ¿No es eso una verdadera
desigualdad de oportunidades?
Por Telma
El problema sí son las autonomías.
ResponderEliminarMuy pocos países tienen transferidas competencias a las regiones/landers/cantones o como los llamemos. Y los que lo han hecho tienen un % de gasto público pequeño pues entienden que hay competencias que gestiona mejor el Estado o la administración local (aquí Aytos y Diputaciones). En España las autonomías tienen el 56% del gasto público (la que más de Europa) mientras Aytos+Diputaciones sólo un 13% (los que menos de Europa). En Alemania los lánders sólo tienen el 20% del gasto público por el 65% el Estado y en Suiza sólo el 27% los cantones.
Un dato esclarecedor de este despropósito de competencias cedidas a las autonomáis o apropiadas (algunas se acordó que eran para traspasarlas a Aytos pero ninguna lo hizo)... un dato esclarecedor es que las autonomías tienen 1.740.000 empleados para hacer lo mismo que el Estado hacía sólo con 800.000. ¿Donde están esos 920.000 que pagamos todos? Pues 520.000 son enchufados y el resto, 400.000, son el producto de multiplicar x 17 la gestión de sanidad, educación etc etc. Eso 920.000 empleados de más (que no son profesores, ni médicos...) nos cuestan 86.000 millones de euros. INSOSTENIBLE.
Así que sí que sobran las autonomías o como mínimo deberían recortarse mucho cediéndo muchas competencias al Estado y otras a la administración local. Si no se hace esto, nos seguiremos empobreciendo para mantener esta casta política autonómica (de todos los partidos)
Mas datos en http://elPROBLEMAsonLasAUTONOMIAS.wordpress.com
ResponderEliminary en twitter.com/FueraAutonomias
Primero, gracias por interesarte por el tema.
ResponderEliminarEstoy en parte de acuerdo en que el modelo actual flaquea. Pero la salida no tiene por qué ser el modelo centralista. Las autonomías no convencieron a muchos desde el principio: Disgustó a los nacionalistas españoles y también a los federalistas. Y ahí sí hay debate.
¿Que hay duplicidades en las autonomías? Las hay, sobre todo DENTRO de ellas. Pensad en que cada autonomía tiene actualmente una o varias delegaciones EN CADA PROVINCIA, en muchos casos con delagados de cada consejería, lo que hace tener un gobierno autonómico en miniatura en cada provincia.
Cada delegado-consejero tiene, además, su cuerpo de confianza, sus oficialismos de "empresa" (coche, secretarios, prensa...) Esa es la gran y sonrojante duplicidad: Las delegaciones territoriales autonómicas (pronvinciales) y las diputaciones (provinciales). Yo empezaría por ahí.
Telma.