Invertir para crecer es posible, pese a la crisis y a los recortes. La trascendental perogrullada ha sido "medio anunciada" por el ministro de Economía, Luis de Guindos, después de que en los últimos días se escucharan cacareos similares desde Alemania.
Tal revelación constata lo que muchos nos preguntábamos desde hace un tiempo: ¿Recortamos para qué? ¿Cuál es el plan a medio-largo plazo?
Pedir esfuerzos como la renuncia a derechos en sanidad y educación y, sobre todo, lastrar esta última y la investigación es tirar piedras sobre el propio tejado del crecimiento. Del crecimiento sostenible, además, y de un nuevo modelo económico en el que volcarnos, después del ¡pum! del ladrillo. No sé ustedes, pero yo, antes de apretarme el cinturón, necesito saber que me lo estoy apretando para algo más que para que unos señores que no se lo aprietan den su visto bueno. Sobre todo cuando me lo pintan como algo "necesario" cuando lo que se recorta en investigación se hubiera financiado solo con lo que percibe la Iglesia. Es lo que tiene dejar la política de las ideas en manos de tecnócratas que solo presumen de gestión: El objetivo es la cifra, no la idea.
Por Luis
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