Después de ocho meses en crecida (y decían que no íbamos a llegar a los cuatro millones de parados, JA), el desempleo ha caído en el conjunto de España en abril. Son unas 6.600 personas las que han encontrado trabajo en los últimos treinta días.
El buen dato, sin embargo, es una mala cifra encubierta. El paro baja, sí, pero lo hace como siempre por Semana Santa, el periodo del año junto al verano en el que la estacionalidad del turismo determina un repunte de empleo temporal en el sector servicios, con la hostelería a la cabeza.
Esto es lo que gritan estas últimas cifras del empleo. El sector servicios es, claramente, el creador de este oasis laboral el pasado mes. Lo que hace pensar que, pasado el efecto vacaciones de primavera, se volverá a destruir, muy previsiblemente, empleo. El batacazo de mayo puede suavizarse si los empleadores del sector terciario son capaces de enlazar estos nuevos contratos con el verano, con lo que la hostia se camuflaría hasta septiembre. Eso en el mejor de los casos.
¿Por qué es un mal dato? Porque aún existiendo creación de empleo, aún aceptando que sea temporal, es, absoluta y porcentualmente, muy inferior a los puestos de trabajo creados en el mismo periodo del año pasado y aún con respecto a todos los anteriores.
"Baja el paro en abril". Permitan que mi pesimismo vea el vaso medio vacío: "El tradicional remonte laboral de Semana Santa sufre un frenazo". Ese es mi titular.
Por Telma.
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