lunes, 21 de mayo de 2012

Los cargos de confianza y el dinero público


Capacidad y mérito. Son las dos premisas básicas en todo proceso opositor para trabajar en una administración pública. ¡Qué menos! El sueldo del funcionario lo paga la administración pública, esto es, el contribuyente, esto es, ustedes. 

En los últimos años, los funcionarios han vuelto a convertirse en arma arrojadiza entre partidos políticos. Que si cobran mucho, que si trabajan poco... Hemos oído de todo, menos palabras bonitas. No soy funcionario pero me pregunto igualmente si los políticos trabajan mucho y cobran poco. Quiero decir con ello que, como en todos los sectores, habrá de todo. 

Dicho esto, el verdadero problema no son los funcionarios, sino el llamado personal de confianza. Me explico. Vamos a ilustrarlo con un ayuntamiento, de un pequeño pueblo.

Independientemente de qué partido mande, el cuerpo de funcionarios permanecerá inmutable: Los delineantes, secretarios, interventores y demás personal está ahí por haber sido seleccionados en un concurso oposición y seguirán ahí cuando cambie el gobierno local. Ahora bien, el alcalde o alcaldesa, que no cobra por capacidad ni mérito sino por haber sido "electo", se rodea de personal de confianza: Asesor/es político/s, asesor económico, responsable de prensa... Son puestos que, igualmente, cobran de las arcas públicas y que, la ley lo ampara, son puestos a dedo, literalmente, por el gobernante de turno. Y se irán con él, para que lleguen otros.
Y esto, a todos los niveles (diputaciones, consejerías, gobiernos autonómicos y ministerios). 

Si son instrumentos a favor de un color político y no de una administración ¿por qué los pagamos todos?

Por Luis.

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